miércoles, 25 de noviembre de 2009

Violaciones a la Constitución de 1857


La llegada de Porfirio Díaz al poder, significaba el triunfo de la democracia. Se pensó que la causa liberal por fin daría los frutos esperados desde el momento de la Restauración de la República, con los cuales se garantizaban la libertad de expresión y de prensa amplia y duradera. El clero sería relegado y el autoritarismo no tendría cabida en este gobierno. Pronto esta bella utopía vio su final, pues junto con la llegada de la poca política y mucha administración, fundadas bajo el positivismo, la paz, el orden, el progreso y enfocadas, principalmente, al crecimiento económico del país, también llegaron las diferencias sociales, los muchos pobres y los pocos ricos, el favoritismo extranjero, la pobreza, el hambre, el analfabetismo y la esclavitud asalariada.

Con todas estas características, la oposición al gobierno creció y creció hasta formar un monstruo incontenible con cada vez mayores ganas de denunciar los abusos y la desgracia en la que el país había caído desde la llegada de Díaz al poder. El porfiriato y la prensa empezaban una etapa de reacomodo y formación; el primero se vio obligado a guardar las apariencias frente a la prensa y mantenía el principio de la no reelección, la destrucción de los cacicazgos y mantener vivos los ideales liberales; el segundo, ante un nuevo orden y un estado de las cosas incierto, comenzó a organizar nuevas publicaciones satíricas ilustradas. Esto significó una nueva guerra ideológica y escrita que daría frutos años más tarde.

Uno de los temas de las caricaturas políticas fue las violaciones a la constitución de 1857, la carta magna que había promulgado los derechos del hombre y que significó un triunfo para la mayoría de la sociedad. En las primeras campañas militares de Díaz, él mismo luchaba por hacer cumplir estas garantías, pero al momento de convertir su gobierno en una dictadura, esta misma Constitución, principalmente en lo concerniente a las libertades del individuo y a la democracia como régimen en el que el pueblo tenía la soberanía y podía elegir a sus representantes, significó un peligro y un obstáculo, por lo que se negaron las libertades.

Podemos pensar entonces que estas caricaturas estaban destinadas a terminar con la pasividad del pueblo, a demostrar que las leyes vigentes eran sólo letras en papel sin ninguna validez y sin aplicación práctica. Se necesitaba poner frente a la gente los problemas y los abusos cometidos a la carta magna. Se buscó hacer notar que la Constitución había pasado a ser una utopía bella, que se había alejado de los hombres y que se extinguía poco a poco por la voluntad de un solo hombre que buscaba un beneficio personal sin importar a cuanta gente perjudicaba y las consecuencias que esto traería. Las violaciones y abusos cometidos contra la suprema ley de México la hacían ver como una mártir ante los ojos de la sociedad y estaba pagando por los pecados cometidos al elegir a Díaz como presidente.


En esta caricatura podemos ver una representación religiosa en la que vemos la crucifixión de la Constitución de 1857 y a la libertad llorando por ella, mientras que por un lado vemos a un fraile riendo por su muerte. De nuevo nos encontramos con un simbolismo religioso para representar las violaciones a la carta magna. Si murió de la misma forma que Cristo es posible que después de ésta salga de su sepulcro y regrese al mundo de los vivos triunfante. Se espera que en un futuro no muy lejano resurgieran los derechos del hombre y la democracia republicana y liberal que se pretendía alcanzar con el gobierno de Díaz, que fue el bárbaro que mandó a la Constitución a la cruz. También debemos ver el título de la misma caricatura, ya que nos hace alusión al primer santo mexicano San Felipe de Jesús que murió crucificado y el 5 de febrero se celebra su día, así que es fácil que los caricaturistas hicieran esta equiparación. Ambos mártires murieron por la envidia y la codicia de unos cuantos, en las condiciones más trágicas y esto los hace ser mártires ante los ojos del pueblo y de los mismo caricaturistas.
También en el periódico de combate del Partido Liberal, Regeneración, aparecieron duras críticas a las violaciones constitucionales y la pérdida de los derechos del hombre promulgados en 1857 por hombres liberales que no había sabido respetar lo que ellos mismo había conseguido. En su publicación del 8 de febrero lo hacen patente: “La constitución ha muerto, y al enlutar hoy el frontis de nuestras oficinas con esta frase fatídica, protestamos solemnemente contra los asesinos de ella, que con escarnio sangrento al pueblo han vejado, celebren este día con muestras de regocijo y satisfacción.”[1] Podemos ver el descontento con las celebraciones que se hacían cada 5 de febrero para conmemorar su promulgación. El descontento no sólo se hacía evidente en las imágenes publicadas en El Hijo del Ahuizote, sino que aparecía en las ideas de los radicales mexicanos.
[1] Ricardo Flores Magón, “La Constitución ha muerto” en, Regeneración, 8 de febrero, 1903


Después de hacer este pequeño análisis de una caricatura y la publicación en Regeneración, me atrevo a decir que el tema de la constitución fue de los que más preocupó a los hombres de la clase media que editaban periódicos o pasquines. Debemos tomar en cuenta que esto fue en un primer momento. La ideología con el paso de los años fue completamente opuesta, pero esto se debió a las circunstancias del momento y las situaciones del país. Esto refleja el verdadero sentido de la caricatura política y las publicaciones periódicas: La caricatura política es un modelo de síntesis de la realidad política, es la representación de la complejidad de los procesos políticos y sus actores, así como la manifestación de un periodismo de crítica que interpreta las distintas facetas de la realidad.
Puedo afirmar que la caricatura política y las publicaciones periódicas jugaron un papel fundamental para la creación de una nueva ideología: una ideología que buscaba la mejora de las condiciones de vida y sobre todo el fin da le injusticia a la que se había hundido al pueblo mexicano y la única solución era una lucha armada, una revolución.

Los motivos religiosos haciendo comparaciones con la realidad política del país es una constante interesante. Es obvio que se utilizaban para llegar a la gente de una manera muy sencilla. Desde la época colonial, la religiosidad fue una característica imprescindible del pueblo mexicano y si se les hablaba de mártires y vírgenes iban a comprender mejor las ideas que los caricaturistas querían representar. Como lo dije antes, se pretendía llegar a las fibras más sensibles de la población para concientizarla de que el cambio era necesario.La Revolución puede ser en gran medida una consecuencia del periodismo que se comenzó a realizar en la primera parte del siglo XX, unida a muchas más, pero creo que muchos autores lo dejan de lado y lo ven sólo como una manifestación de descontento por el estado de las cosas y la realidad que la mayoría de la población estaba viviendo.

Bibliografía:
Fernández, José Diego, La constitución federal de 1857 y sus reformas, México, Suprema Corte de Justicia de la Nación, 2005, pp. 66
González Ramírez, Manuel, La caricatura política, México, FCE, 1974, pp. 143.
López Domínguez, Miguel, Crítica en imágenes: la caricatura política en el dictamen de Veracruz 1907-1911, México, Universidad veracruzana, 2008, pp.245.
Toussain Alcaraz, Florence, Escenario de la prensa en el porfiriato, México, Universidad de Colima, 1989, pp.108.
Valadés, José, El porfirismo: historia de un régimen, México, UNAM, 1999, 3 volúmenes.
Hemerografía:
El Hijo del Ahuizote
Regeneración.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Prensa y poder



La calumnia desde el poder es un crimen a mansalva. Requiere de la alevosía para mantener en la sombra a su autor;
requiere también del abuso, la disputa desigual. Traiciona, además, porque finge cercanía o amistad por la víctima.



La prensa, el organo difusor de ideas más importante vive atada por los intereses de unos cuantos y eso limita su radio de acción y crítica. Si no es por el mismo Gobierno mexicano, es por los partidos políticos. Esto hace que su inforación sea parcial y que no se tenga la veracidad esperada por los medios.
El Estado y los fines partidistas ponen en peligro la información y a los que la consultamos, pues nos están dando un punto de vista propio en favor de o en contra de y eso es manipular a la gente, que recibe las publicaciones o que consulta los medios masivos de información.
La imparcialidad debe ser una parte importante de las publicaciones, pues por ellas pretendemos acceder a los hechos tal y como ocurrieron. Es difícil dejar de lado nuestras creencias y posiciones ideológicas pues son parte de nuestra personalidad, pero al acercarnos a las publicaciones periódicas, los medios de comunicación y las opiniones personales de los periodistas debemos tener cuidado, analizarlos y sobre todo contaponerlos.

Para ejemplificar esta relación entre la prensa y el poder es lo que pasó con el periódico Excélsior. Fue fundado en 1917 por el periodista Rafael Alducín y llegó a convertirse en uno de los diaros de mayaor importancia junto con el Universal en la primera mitad del siglo XX. El primer golpe que recibió esta publicación fue la muerte de su fundador y bajo la protección de los familiares de Alducín Excélsior enfrentó dificultades económicas , directivas, editorial y fue blanco de intrigas políticas, por lo que finalmente tuvieron qude declararse en quiebra y el control de la publicación pasó a manos de los trabajadores. Se creó una cooperativa y los trabajadores se convirtieron en los dueños del diario.

Bajo la dirección de Gilberto Figueroa y Rodrigo de Llano el periódico creció, prosperó e implantaron en la redacción del rotativo una técnica moderna de redacción y una estricta disciplina en los reporteros. En estos primeros años, los colaboradores de las editoriales combatían cualquier brote de izquierdismo pues eran muy apegados a la política estadounidense. A la muerte de estas dos figuras para el periodico en 1968 Julio Scherer fue elegido como director del diario y con esto se abrió una etapa para Excélsior, una etapa de libre crítica, pluralidad y apertura al diálogo. Scherer logró posicionar al periódico como uno de los diez mejores del mundo, atrayendo colaboradores de otros países. El ideario de las publicaciones de Excélsior tenían la misión de educar e informar, su objetivo era la verdad que sería alcanzada mediante la buena fe y el contenido era más que un contenido político, sino más bien de una razón moral: la lucha por la verdad.

Pero ¿qué pasó con la exitosa cooperativa que dirigía Scherer y la ideología de pluralidad y crítica de Excélsior? A la llegada al gobierno de Luis Echeverría, el gobierno reaccionó ante la postura de la publicación y dentro de la cooperativa infiltró a gente de su confianza para sacar de la jugada definitivamente a Scherer acusandolo de elitísta y malinchista, por lo que los cooperativistas acordaron la expulsión definitiva del hombre que había llevado a la cumbre a la publicación, una publicación que quedaba abierta al diálogo y que era plural en sus opiniones y comentarios y lo más importante, abrió brecha para no dejar este estilo en las publicaciones periódicas independientes.

Después del llamado "golpe a Excélsior", Scherer fundó la revista semanal Proceso, Becerra Acosta fundo el periódico Uno más Uno, que más tarde en 1983 daría lugar a la creación de La Jornada, y la revista Vuelta fundada por Octavio Paz. Desde este momento Excélsior ha pasado de mano en mano y en 2006 sufrió una renovación, pero a pesar de esto nunca será como en la época de Scherer. ¿Debemos agradecer al gobierno el golpe al diario y el surgimiento de revistas independientes como Proceso? Esa pregunta es difícil de contestar, sólo podemos darnos cuenta de que cuando una publicación que llega a mucha gente y que puede ayudar a crear un pensamiento crítico es atacado por los intereses del Estado sin escrupulos hasta hacerlo desaparecer. Lo bueno de todo esto fue la creación de un periodismo independiente y sin ataduras, abierto a la crítica continua, a las opiniones múltiples y sobre todo sin la CENSURA impuesta por un poder superior.

Fuentes:

Scherer García, Julio, Calos Monsivais, Tiempo de saber: prensa y poder en México, México, Ed. Aguilar, 2003

Castillero de Saz, Marcelo, "La historia triste de Excélsior", La Jornada, Sábado 31 de Diciembre de 2005, num. 565.

viernes, 23 de octubre de 2009

La caricatura política.





Después de adquirir su independencia, México se había configurado primero como un imperio bajo el mando de Agustín de Iturbide, quien al abandonar el poder en 1823, dio paso a una república. Como resultado de esto se vivió una disputa ideológica por obtener el dominio político, que trajo consigo inestabilidad y desequilibrio en lo económico, político y social. Pese a lo anterior, México se encontraba abierto a toda clase de conocimientos que lo impulsaran y lo dieran a conocer al mundo entero.
Para la segunda mitad del siglo XIX, comenzaron a llegar estas nuevas ideas y técnicas que nutrieron los aspectos ideológicos, políticos y culturales. De esta forma la ya desarrollada técnica litográfica encontró en México hacia 1825 gracias a Claudio Linati y Gaspar Franchini, quienes solicitaron ayuda para el transporte de un taller litográfico. De este modo, Linati llegó con la primera prensa litográfica que serviría para editar el periódico El Iris (1826), primer órgano periodístico en utilizar litografías en combinación con artículos referentes a cuestiones políticas europeas y mexicanas. Esto le valió a Linati la clausura del periódico, el embargo de la prensa litográfica y su expulsión de México.

Para 1840, México, gobernado por el poder centralista al mando de Santa Anna aún se encontraba en busca de estabilidad e identidad. La libertad de imprenta se volvió más radical pues la “ley mordaza” impuesta por el presidente tenía por objeto aprisionar sin motivo aparente a redactores, editores y escritores. En concordancia con estos acontecimientos, después de varias décadas de aislamiento, producto de censura, el resurgimiento de las manifestaciones críticas por medio de la imagen comenzó a darse en El Gallo Pitagórico, editado por Ignacio Cumplido. A partir de este impreso ilustrado la caricatura política se hizo presente para combatir al gobierno de Santa Anna, al igual que lo hicieron otras publicaciones como El Calendario Caricato. La publicación de otros periódicos con caricatura fue escasa, pues las condiciones legislativas no lo permitieron. A pesar de esto, la caricatura política halló una tribuna en las páginas de La Calavera, que comenzaba a circular en 1847.

Con la caída de Santa Anna, la lucha entre partidos se hizo más fuerte. La lucha entre liberales y conservadores ponían en riesgo la estabilidad nacional y la paz. En esta época, la prensa satírica política gozó de gran libertad, otorgada por el grupo liberal en la constitución de 1857, razón por la cual, la caricatura floreció de 1861 a 1877. A partir de este periodo, el objetivo de los periódicos satíricos e ilustrados fue el de criticar los aspectos políticos del gobierno de Juárez, el imperio de Maximiliano y el régimen de Lerdo, periodos en los cuales se mostró una técnica litográfica inspirada en la caricatura francesa. A lo largo de esta etapa, uno de los periódicos más importantes fue La Orquesta de Carlos Casarín, con una duración de trece años de lucha y combate. Este periódico con caricaturas más representativo de la segunda mitad del siglo XIX.

La prensa de entonces gozó de garantías otorgadas por el artículo 7º constitucional en el que las garantías de los periodistas, mientras no atentarán contra la paz pública y firmarán con su nombre las editoriales, serían representadas. De esta forma surgieron muchas publicaciones como El Ahuizote (1873-1876). Este fue uno de los que más destacó por sus ataques al régimen de Lerdo. La sátira, la ironía y el sarcasmo fueron parte de su estilo, destacándose como uno de los semanarios más duros de su tiempo, con diseño novedoso y moderno. Si bien estos semanarios satíricos con caricaturas fueron de gran peso para destronar al régimen de Lerdo, una vez cumplido su objetivo, y ante una nueva etapa que marcaba el comienzo del Porfiriato, su labor y presencia comenzaron a decaer. La libertad de prensa que los vio nacer terminó al iniciar la etapa gubernativa de Porfirio Díaz, el cual trajo consigo violaciones y contradicciones al artículo 7º de la constitución de 1857.



La caricatura del Porfiriato anunció su acercamiento y solidaridad al bloque más desprotegido. También trató de llevarle la noticia y el acontecimiento político y social hasta sus manos, no sólo por el texto, sino por la imagen. Durante el desarrollo de la caricatura en los últimos años del Porfiriato, sus ataques también consistieron en desprestigiar al presidente degradándolo y haciendo que sus acciones causaran risa. La caricatura comenzó a emparentarse con las ideas del partido liberal, teniendo entre sus líneas y trazos defender la Constitución, la no reelección, la libertad de imprenta y al pueblo. Varios periódicos ilustrados de oposición como El Hijo del Ahuizote, siguieron la práctica de dibujar un personaje que se repetía en las caricaturas, el cual, al llevar el nombre de la propia publicación, representaba al pueblo agobiado por la imposición. Los diversos temas de que se ocupaban las caricaturas en el primer decenio del siglo XX se encuentran relacionados entre sí, porque todos tendieron a oponerse s la política de Porfirio Díaz, política que aunque presentó varios aspectos, iba encaminado a un solo fin: la concentración espacial y temporal del mando de la República en manos de un hombre que habiendo iniciado su carrera como demócrata y liberal, llegó a convertirse en dictador.

La libertad de que gozaron los dibujantes se truncó con los asesinatos de Madero y Pino Suárez en 1913. Así el rechazo generalizado a la dictadura de Victoriano Huerta y los levantamiento armados, terminan en 1914 con el gobierno usurpador. Nuevamente, los caudillos revolucionarios se disputan el poder. Así, Venustiano Carranza ocupa la silla presidencial. En 1917, se proclama la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y nació el diario Excélsior, un año antes apareció El Universal. En 1920, con el inicio del ciclo corto de la revolución mexicana se atestiguó el asesinato de Carranza y Álvaro Obregón. Por su parte se fortalecieron los periódicos de gran formato y en sus páginas aparecen historietas como El Chupamirto de Jesús Acosta Cabrera.

El fortalecimiento de las instituciones y de los diarios de circulación nacional influyó en la vida política del país. Periódicos como La Prensa, El Nacional, El Universal y Excélsior, ubicaron a los caricaturistas en las páginas editoriales. De esta forma nace el llamado Cartón Editorial. Desde este momento hasta la actualidad, Los periódicos de corte nacional como local de una u otra forma están construyendo una cultura política, donde se plasma el interés por encontrar la reubicación de los personajes políticos como los principales actores de la esfera política.

La caricatura política es un modelo de síntesis de la realidad política, es la representación de la complejidad de los procesos políticos y sus actores, así como la manifestación de un periodismo de crítica que interpreta las distintas facetas de la realidad. Gracias al sistema político, la caricatura se ha manifestado como un fenómeno de lo social, donde existe una transformación de ver, de aprender y hacer el mundo.




Bibliografía:

González Ramírez, Manuel, La caricatura política, México, FCE, 1974, 143pp.
López Domínguez, Miguel, Crítica en imágenes: la caricatura política en el dictamen de Veracruz 1907-1911, México, Universidad veracruzana, 2008, 245pp.
Pruneda, Salvador, La Caricatura como arma política, México, Instituto de Estudios de la Revolución Mexicana, 2003, 455pp.

jueves, 22 de octubre de 2009

El vínculo entre la historia y el periodismo


La palabra periodismo abarca todas las formas en que las noticias y los comentarios acerca de las noticias llegan hasta el público. Todo lo que ocurre en el mundo es de interés general, es decir la realidad y esta realidad es retratada por el actor principal que es el periodista. Éste juega un papel fundamental en la construcción y reconstrucción de un hecho inmediato, pero ¿de qué forma su trabajo nos aporta fuentes de conocimiento a los historiadores?
Lo primero que debemos dejar en claro es que el periodismo es una práctica comunicativa con función social o institucional. En cualquiera de las dos funciones, el periodismo tiene una función interpretativa de los acontecimientos cotidianos con verosimilitud. El periodismo puede ser entendido como un método de interpretación de la realidad social.
El periodismo es pues una práctica mediada, no tiene un objeto de estudio específico, sino que toda la realidad, entendida como los hechos concretos y observables inmediatos, determinados por actos individuales y colectivos, es su campo de trabajo. No se somete al método científico, sino que sólo se remite a informar. No está en la búsqueda de la verdad absoluta, sino que pretende retratar la realidad social. El periodismo hace una interpretación de la realidad presente que se posterga y sirve para la explicación de los hechos del pasado. La noticia es la base del periodismo, ésta lleva un proceso de elaboración y el resultado es lo que nosotros leemos, escuchamos o vemos.
El conocimiento de la historia es indirecto, porque nosotros como historiadores no observamos los hechos que describimos, sino que recurrimos a los testimonios dejados en documentos y restos materiales para poder hacer una reconstrucción de esos acontecimientos pasados. La prensa escrita es como ya lo había mencionado hace una interpretación de la realidad presente que se posterga y sirve para la explicación de los hechos pasados y este puede ser un primer motivo para tomarla como fuente. En ella están plasmados los acontecimientos más importantes de un momento dado y no sólo los hechos, sino también las ideas que imperaban en el momento en que fueron escritos.
La prensa escrita nos permite entrar en contacto directo con los actores de la historia, mediante el análisis de sus ideas y de sus postulados gracias a lo que se quedó escrito en estos diarios o semanarios. Es importante tomar en cuenta algunas cosas para poder tomar a estos periódicos como fuente de nuestra reconstrucción: primero el tipo de prensa, en este caso es muy clara la división, la prensa oficial y la reaccionaria; en segundo lugar hay que tomar en cuenta a la institución a la que sirve, porque como podemos ver no es lo mismo lo que publica la prensa que está a favor del gobierno que en su contra, en este caso la prensa cumple una función institucional; en tercer lugar es importante valorar la calidad de la información, es decir que tan manipulada se encuentra y en un cuarto lugar hay que caracterizar el medio y la realidad informada, es decir hacer una reconstrucción del contexto en el que se está informando para poder entender lo que dicen y lo que no nos dice.
El periodismo es una herramienta de gran importancia para el historiador, pero debemos tomar en cuenta que es una práctica mediada, es decir, es un hecho observado por el periodista, lo que llega a nuestras manos es una interpretación de ese hecho y se pueden tener muchas interpretaciones, por lo que es necesario hacer comparaciones entre las diferentes publicaciones y no quedarnos con la primera impresión.
El periodista es el escritor de la historia diaria, gracias a él tenemos un registro de todos los acontecimientos importantes que suceden día a día y que se quedan en papel para consultarlo en un futuro. Los historiadores y los periodistas somos los encargados de dar a conocer los hechos más importantes de un cierto periodo de tiempo, no importa si es inmediato o si nos remitimos a un pasado muy lejano. Gracias a nosotros es posible la construcción, la interpretación y la explicación de la realidad y las situaciones que son la base para nuestra identidad como individuos, sociedad y nación.
El trabajo del periodista tiente tanta validez como el del historiador pues si bien no es una ciencia, está basado en los principios epistemológicos de la comunicación y eso le da validez. La publicaciones pretenden ser imparciales, exactas, decentes y lo más importante, pretenden informar con responsabilidad.

Bibliografía
Bond, F. Fraser, Introducción al periodismo: estudio del cuarto poder en todas sus formas, (trad. José Silva), México, Editorial Limusa, 1986, 419 pp.
Borras, Leopoldo, Historia del periodismo mexicano: del ocaso porfirista al derecho a la información, México, UNAM, 1982, 216 pp.
Gomis, Leopoldo, Teoría del periodismo: cómo se forma el presente, México, Editorial Paidos, 1991, 212 pp.
Gregorio, Doménico de, metodología del periodismo, (trad. José María Desantes), Madrid, Rialp, 1966, 128pp.
Reed Torres, Luis, El periodismo en México: 500 años de historia, México, DF, EDAMEX, 1995, 367 pp.

El inicio de algo bueno!!!

Este espacio está destinado a la publicación de trabajos académicos y artículos sobre historia, pero en especial se dirigirá a hablar de los medios masivos de comunicación y las masas que los consumen. El desarrollo histórico de estos medios y su función dentro de una sociedad como la nuestra será uno de los temas centrales de este blog. Con la publicación de estos pequeños ensayos se pretende contribuir a la divulgación del conocimiento histórico.